sábado, 11 de abril de 2009

Las Cenizas de Safo

Estimada amiga:

Ahora comprendo lo difícil que es iniciar una carta. Hice un guión mental sobretodo lo que iba a decirte, pero ahora que estoy parada frente a la hoja, mi mente ha quedado tan en blanco como ella.
Recibí tu postal, hace ya dos semanas. No me decidía a responder, tenia demasiado miedo. Han pasado siete años desde la ultima vez que nos vimos. Que moré en tus brazos. Desde aquel día soleado, con el cielo ignorando nuestros sentimientos lluviosos y grises. El día que te dije que te fueras, que te marcharas de mi vida.
Resulta muy lejana la mañana que partiste en aquel barco. Como si nosotras fuésemos tan viejas...

Se que me odiaste durante mucho tiempo, mientras yo te extrañaba. Actualmente lo único que debes sentir es lastima por mi. Yo ya no siento lastima, a pesar de todo lo que ha ocurrido durante tu ausencia.
Tuve que aprender a respirar cuando me ahogaba en este mar de dudas. De arrepentimientos y soledades.
Pero tu nunca dejaste de significar lo más importante en mi vida, incluso cuando te marchaste de ella.
Te habías vuelto tanto para mi, que te tome como punto de referencia. Las cosas, habían ocurrido “antes” y “después” de conocerte. O “antes” y “después” de alejarte. Ha transcurrido mucho tiempo. Pero a pasado rápido. La igualdad de los días, la insuficiente novedad, despedazó el reloj. Mi cuerpo esta resentido por el tiempo, pero mi mente no lo acepta, aun no lo mide. Las estaciones volaron, sin importancia sin tu presencia, careciendo toda existencia de sentido. Todo se volvió vacío...Solamente los recuerdos pendían relevantes, aunque oníricos.
Transité durante siete años por la ciudad aun adivinando que no te encontraría. Con esa certeza que me hacia arrastrar una honda tristeza, pero impedía que desfalleciera. Soñé que seria la persona que encuentra, o que iba a ser encontrada.
Pero durante estos largos siete años la búsqueda resultó infructuosa.
Lentamente deje de aferrarme a ella.
Las infidelidades de mi marido, como yo las había tenido contigo. La muerte de mi madre. La guerra. Y la muerte de Jonas.
Jonas.....Su perdida terminó por destrozarme. No hay nada peor ver morir a un hijo.
Jonas, ese niño adorable que transpiraba vitalidad. Pero al día siguiente ya ni tan solo respiraba.
El tiempo mitigo el dolor, la rabia, la impotencia. Pero incrementó la falta. La añoranza...Como cuando te perdí. Porque yo quise que fuera así.
Luego tu postal. Porque habías regresado a la ciudad.
Las manos me ardían cuando leía.
Y cuando me miraba al espejo ya no veía a la mujer estropeada en la cual me había transformado, si no a esa chica del pasado, de la que tu te habías enamorado, la que permanece en tus recuerdos, espero que marcada al rojo vivo, como estas tu en los míos.

No dejo de preguntarme como te verás. Yo no puedo imaginarte de ninguna otra forma que sea como siempre....Hermosamente fea. O defectuosamente bonita. Nunca fue fácil concretarlo.
Siento nostalgia. Volver a reírnos juntas de la gente, de tu ceño crónico, y de mi torpeza. Hablar hasta el amanecer de nada y de todo en concreto. Cantar juntas. Correr bajo la lluvia. Besarnos hasta hacernos sangrar. Deshacer las sabanas con nuestros cuerpos infértiles.
Si tu volvieses los latidos de mi corazón tendrían valor nuevamente.

Tengo tantas cosas que contarte....Esperare con insomnio tu respuesta.

Deseo que recuerdes como nos conocimos, y tantas otras cosas tuyas y mías, como yo las recuerdo, con esa fuerza devastadora, aunque no espero que ya guardes amor por mi. Tal vez hayas vuelto a casarte.

Con cariño: SAFO

No hay comentarios:

Publicar un comentario