lunes, 18 de mayo de 2009

Alucinógeno

Le toqué la mano. Su tibieza me sobresaltó. Ella, girada ahora hacia mi persona, pequeña y frágil comparada con la suya, me miraba con la indiferencia que tan solo puede mirarse a las piedras.Yo baje el rostro instantáneamente, intimidada y humillada.Enfoqué sus dedos, las cicatrices en su piel, sus cutículas blanquecinas y sus huesecillos sobresalientes.La acariciaba con mis yemas, íntimamente, aunque con nerviosismo imposible de ocultar. Suspiré. Ella solo se mostraba inalterable, algo confusa tal vez, con curiosidad allí, muy en lo profundo de sus ojos, aquel día muy amarillentos.
-¿Qué? –Me instó interrogante, con urgencia por marcharse.Yo me sentía acorralada. Ahora no podía echar marcha atrás. Podía y quería decirle flojito “Nada….” y marcharme. Pero eso la desesperaría y enfurecería más conmigo.
-No se….-La escuché resoplar con fastidio. No la miraba, pero la imaginé frunciendo las cejas despeinadas, mientras un mechón oscuro de cabello lacio le resbalaba sobre la frente y entreabría la boca, pequeña y fina, para quejarse. Si verdaderamente eso estaba sucediendo, yo la interrumpí- Quería decirte muchas cosas. Ofenderte. Disculparme. Despedirme. Confesarme. No sé exactamente. Me he quedado totalmente en blanco. Ahora solo puedo decirte que si necesitas algo, sea lo que sea….-Empecé, de manera tan casual en mi. Parecía estar hablando tras una línea telefónica con interferencias, por el tembleque incontrolable en mi voz, en esos precisos momentos muy agudizada- Aunque solamente se trate de hablar, llámame.Sabía perfectamente que no lo haría. El esfuerzo no valdría la pena. Alcé la vista, plomiza.Las rodillas me vibraban. Me humedecí los labios con la lengua y desasí esa diestra que tanto futuro tenia.Busqué más palabras en mi baúl, pero nada, vacio. Lleno de polvo y sombras.Definitivamente, estaba cagada de miedo. Solo era consciente de eso. Lo que ocurría a mi alrededor y lo sucesivo, no lo recuerdo.Tal vez, porque nunca pasó.Porque nunca tuve el valor de hacer que pasara.Y como siempre, se lamentan las cosas que uno se calla.Se calla para siempre.Se calla y otorga, como buenos perdedores.